Agustín Pichot en gestión positiva: Disciplina, Método, Liderazgo, Equipo y Estrategia

De la charla realizada en el marco del ciclo sobre Gestión Positiva de la Escuela de Ingeniería y Gestión del ITBA.

El ex capitán del seleccionado de rugby Los Pumas, en la actualizad es el vicepresidente de World Rugby, brindo una serie charlas resaltando aquí algunos temas prioritario en la carrera del deporte, pero aplica a la cotidianidad de todos los profesionales y emprendedores.

Según la teoría del caos existen sistemas complejos y sistemas dinámicos que son afectados por pequeñas variaciones desde sus condiciones iniciales y tradicionales, lo que provoca grandes cambios en su comportamiento futuro, imposibilitando predecir su accionar, comportamiento y resultados.

Un sistema social no organizado, sin una forma de trabajo concreta, sin una estrategia, sin roles totalmente definidos, sin una meta, es un sistema que bien podemos asociarlo al caos. Un sistema inexacto y difícil de predecir sus resultados es imposible de mejorar y retroalimentar, por que su naturaleza vive en el caos mismo y es del caos que justifica su existencia.

El paso natural para sacar un sistema del caos, es transformarlo en un sistema predecible. Al menos en algunos puntos de este modelo sistémico. Profundizar del todo a las partes, y mejorar las relaciones de estas en la generación del todo, en este caso el equipo o grupo humano que conforma este sistema social.



 “Soy muy creyente de los métodos, los logros se consiguen con mucho trabajo y dentro de un orden. El profesionalismo ayuda en parte a ello”, Agustín Pichot

Aplicar un método es una manera de establecer las reglas de juego, qué está bien y qué está mal. Los roles y responsabilidades. Una meta en común. Una visión compartida, con acciones para mantener el vínculo. La meta en común mantiene el norte de las acciones. Pero no genera una motivación, más allá de reducir el caos de no saber donde estamos yendo.

La disciplina parece una palabra dura, dependiendo quién lo lea y que edad tenga. La constancia viene asociada a la disciplina. Y el compromiso es el complemento ideal de la disciplina, algo así como las dos caras de la misma moneda. La disciplina acordada por el coach o el mismo equipo de trabajo, y el compromiso (la acción de la promesa) de cumplir con lo acordado.

Establecer una constancia, un marco, la disciplina de trabajo, entre horarios, con socios o compañeros de equipo hace que se aliente a una planificación. La disciplina dentro de su marco permite un control, otra palabra dura dependiendo cómo la leamos. Pero sin control no hay posibilidad de mejora. Y el control requiere disciplina de tiempos, cantidades, indicadores y resultados.



“En Los Pumas, nos hemos sentido en algún momento los Rolling Stones, pero hay que tener los pies en la tierra. Ninguna figura que sobresale en un deporte puede negar que para llegar a la cima tuvo que trabajar mucho. El esfuerzo es la única forma de destacarse”.

Dejemos de lado si el líder tiene su liderazgo natural o se puede formar con herramientas de gestión y pasión. Acá el liderazgo para salir de un caos, es darle foco a esa visión esa meta compartida. Puede ser que el liderazgo sea de un capitán, en conjunto del equipo, u otro jugador que maneje mejor la presión del contexto. Jugar a ser líder, engloba eso mismo, mantener la visión del equipo, escuchando las metas individuales de cada jugador, pero sin olvidarse que es un juego, y para eso nos agrupamos, para jugar, felices que estamos jugando...



El liderazgo de un coach o capitán de un equipo no es anarquía de mandato, ni simbolismos de conversaciones uni-direccionales. Liderazgo es una responsabilidad personal, y trasladada la responsabilidad de mantener en la disciplina al equipo.

El liderazgo es escuchar más que hablar. Escuchar que le pasa a los compañeros es fundamental para co-crear entre ambos un equipo, unido, y absolutamente alineado en sus relaciones. La disciplina y el método harán de la técnica una mejor técnica.

Pero la coexistencia social del equipo viene del liderazgo, de la coherencia del decir y hacer, como de la coherencia del pensar y decir. Ningún jugador es tan bueno como todo el equipo unido. Ni el líder, ni el capitán, ni el coach.



Lo más difícil de liderar es lo que primero exponen los jugadores. El ego se hace presente en cada situación. El ego debiera no existir cuando el equipo unido se muestra más que el ego de uno, dos o tres. No se puede jugar solo, quizás en otros deportes de la vida, pero en un juego de equipo, hay que jugarlo así, en equipo. Y el diferencial lo rescatamos de desplazar el ego, y transformarlo en colaboración y acción.

No importa lo que pienses y no digas, sino que son tus acciones lo que definen tu relación con el otro. Nadie es igual al otro, seguramente. El líder y el coach, tiene el desafío de armar el equipo con las limitaciones y las posibilidades de cada jugador, el todo conformado será producto de observar y accionar en ese sentido.


La estrategia determina la visión compartida. La estrategia propone el espacio para planificar. Sin estrategia no hay planificación. Sin planificación no hay control. Sin control no hay mediciones. Y sin comparativas de esas mediciones no hay posibilidad de acciones de mejora. Sin brecha de aprendizaje, no hay expectativa para mejorar.




Si tienes un tercer tiempo te invito a volver a leer este artículo sobre las 10 razones por la que las organizaciones deben tener un rugbier en sus equipos ... Además si quieres aquí tienes los otros artículos de gestión vinculados al rugby.



Fuente: Gestión Positiva de la Escuela de Ingeniería y Gestión del ITBA.



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